La neuroestética es un campo del conocimiento que explora cómo las experiencias estéticas, en este caso la percepción de un cuadro, afectan el cerebro. Lo maravilloso del arte es que puede influir en nuestras percepciones y emociones, algo que parece "magia" es innato a nuestra naturaleza. La relación entre ver un cuadro y la neuroestética se puede entender a través de varias perspectivas, el primera es la Respuesta Neural al Arte, ¿conocemos qué áreas del cerebro se activan cuando observamos obras de arte? El mapeo del cerebro a este respecto aún está incompleto pero sabemos que ciertas pinturas pueden activar regiones relacionadas con la emoción, la memoria y la recompensa. La segunda perspectiva y a mi entender la más interesante por su complejidad es la Percepción de la Belleza. Conocer cómo percibimos la belleza cada uno de nosotros y qué características de una obra (como la simetría o el color) generan respuestas emocionales aún sigue sin estar completa. Influyen cuestiones como nuestra personalidad, aprendizaje y la tan pesada carga genética entre otros factores. Es este un punto precioso porque nos hace diferentes e impredecibles. La tercera trata de lo Efectos en el Bienestar o como es lo mismo, cómo la experiencia estética puede influir en nuestro estado emocional y bienestar mental. Ver arte puede reducir el estrés, aumentar la felicidad y fomentar la creatividad. Y por último la Cognición y Apreciación, cómo el contexto y la interpretación personal de una obra influyen en nuestra apreciación. Esto implica entender cómo nuestras experiencias previas y conocimientos afectan nuestra respuesta al arte.
En resumen, la neuroestética conecta la experiencia de ver un cuadro con la neurociencia, ayudando a desentrañar los mecanismos detrás de nuestras reacciones emocionales y cognitivas al arte. Es un enfoque interdisciplinario que combina psicología, neurociencia y estética para profundizar en la comprensión de cómo el arte impacta nuestras vidas. Ahora lo aplicamos a la pintura holandesa alrededor de 1650, en concreto a la imagen de Gerard ter Borch “El joven” (Holanda, 1617-1681) que podemos observar. Es una obra donde la intérprete femenina se encuentra de espaldas en una escena cotidiana típica de la pintura holandesa del periodo. La perspectiva de género aqui no es casual, la representación de las dos mujeres en una escena íntima del día a día enlaza con las muy frecuente representaciones de "ellas"en roles tradicionales, como amas de casa, madres o musas, lo que reforzaba la imagen de la mujer en la sociedad. Las escenas cotidianas a menudo idealizaban la vida doméstica.
La pintura holandesa de 1650 refleja tanto la creatividad de artistas de diferentes géneros como las restricciones sociales que definían sus roles y oportunidades. Y ahora, querido lector, la visión femenina del interior del hogar ¿te resulta bella o quizás no?. Si aplicamos las perspectivas neurocientíficas veremos la obra con otros ojos, los del pensamiento crítico y la multiperspectiva. Y aun así, qué bella es.
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